Entradas

Oporto

Imagen
"Fado porque me faltan sus ojos.... Fado porque me falta su boca...."   Oporto,  a la ribera del alma. Un paseo entre la nostalgia y el abandono imperial, entre el arte y la ropa tendida de las fachas desconchadas del pasado. El musgo de las escaleras en sus iglesias me habla de Santiago, sus casas y ventanas, de la Habana, sus palacios de Dublín. Una ciudad que recuerda, pero que mantiene la esencia de lo desconocido. La ciudad de las cuestas, de las callejuelas vacías llenas de gatos, de locos que andan sueltos por la calle...tranvías que circulan a paso de caminante, barcos con barricas, brillos de azulejos, olor a vino y humedad, a café y decadencia, a escaleras de madera y libros. Camino entre abandonados puesto del Mercado de Bolhao, una grotesca mezcla entre el color vivo de la fruta y la mirada muerta de los animales enjaulados. La historia de un pueblo apuntalada con andamios. Dicen que será un centro comercial en breve, pero nadie podrá eliminar esa caduca ma...

Camino de otoño

Imagen
Igual que el aroma transporta a un lugar lejano en el tiempo con marca en el recuerdo, así pasa con los caminos del otoño. A mí, caminar por la senda junto a un río en Castilla siempre me sabe a Machado. Veo los olmos viejos de poemas, formando parte del decorado. Verde, marrón, amarillo, guiños de un otoño que presenta sus credenciales, como redentor de un verano inagotable, del que el sofoco de las madrugadas eternas ya sólo empieza a ser pasado, allá a lo lejos, como si hubieran pasado siglos entre los meses.  Otoño con botas, camisa de medio vestir, chaqueta en hombro... Otoño de libro, de novela...de poesía. Otoño que devuelve lo robado, que nos devuelve a la esencia de lo que somos, sin los disfraces del verano y las capas de encebollada envoltura del invierno.  Irrumpo en otoño por el camino del río. Oscuridad en el suelo contrastando con el verde pastel de la cima de los álamos. Rocas anaranjadas, engalanadas por una  luz crepuscul...

Trujillo

Imagen
Trujillo sueña con los suyos. Los que están ausentes en el día a día, perviviendo sólo en el lugar del recuerdo en el que se alberga la gloria de tiempos pasados, y la conquista a precio de sangre, sufrimiento y extenuación.  Los que hacen lo que deben, los que no se resisten sólo al tránsito por tierras extremas y duras, arriesgando parte del alma para ganar vida.  La magia de los momentos no muere por el paso de los siglos. Todo un tiempo se detiene para recordar a sus héroes, hombres malditos en otras tierras, con la magia de saber que siendo hombre también se puede morir inmortal.  Hoy he aprendido todo paseando por las vacías  calles de Trujillo. Esa esencia desconocida que nace con la sensación de lo complicadamente fácil que puede ser alcanzar la inmortalidad. Tallas en iglesias, bloques perfectos de cantería, nobleza esculpida sobre los dinteles...y el sello definitivo de acunar héroes destinados a conquistar otros mundos, pe...